Un profeta de Jacques Audiard (2009)

13.10.2021

 "Porque vas a matarle"


 Largometraje dirigido por el cineasta francés con guion del mismo junto a Thomas Bidegain basado en la historia de Abdel Raouf Dafri. Con Tahar Rahim en el papel protagonista, la película logró alzarse con, entre otros, el gran premio del jurado en Cannes y 9 premios César, incluyendo mejor película, director y actor. Disponible en HBO.

 Condenado a seis años de prisión, Malik El Djebena (Tahar Rahim) no sabe leer ni escribir. Cuando llega a la cárcel completamente solo, parece más joven y frágil que los demás presos. Tiene 19 años. Arrinconado por el cabecilla de la banda de corsos que domina la prisión, le encomiendan una serie de "misiones" que debe cumplir para hacerse más fuerte y ganarse la confianza del líder. Pero Malik es valiente y aprende rápido, e incluso se atreve a hacer sus propios planes...

 Jacques Audiard, cineasta nacido en París, Francia en el año 1952. Hijo del también director Michel Audiard, empezó como guionista en los 80 en películas como Fréquence meurtre y Saxo; hasta que en el año 1994 dio el salto a la dirección con Regarde les hommes tomber, una road movie con Mathieu Kassovitz y Jean-Louis Trintignant con la que ganaría el premio Cesar a la mejor ópera prima. En el 2005 realiza De battre mon coeur s'est arrêté (De latir, mi corazón se ha parado), con la que conseguiría ocho premios César y el BAFTA a la mejor película de habla no inglesa y en el 2009 realiza Un prophète (Un profeta), la que para muchos, entre los que me incluyo, es su obra maestra. Tampoco quiero olvidar grandes películas como Dheepan (2015) o, muy especialmente, Les frères Sisters (Los hermanos Sisters) (2018).

 Lo primero que quiero destacar de esta película es el tratamiento que hace de los géneros, ya que funciona tanto por su vertiente de drama carcelario, como una película de gánsteres. Si bien la acción se desarrolla en el entorno carcelario y el tratamiento psicológico del protagonista es propio de este género, las relaciones que se establecen entre los personajes, son propias del cine de gánsteres. De hecho, la película a la que más me recuerda es al Padrino, siendo Malik El Djebena una especie de reencarnación de Michael Corleone. Esto me da pie a hablar de la actuación de Tahar Rahim, uno de los mejores debuts de este siglo; la manera en la que lleva todo el peso psicológico de la trama es verdaderamente espectacular. Podríamos decir que la película trata sobre la evolución del personaje protagonista y el poder, con la violencia como eje vertebrador de la trama.

 Bajo mi punto de vista, el aspecto más interesante de la película es el tratamiento que se hace de la violencia. Una violencia que es abordada desde diferentes perspectivas, tanto física como psicológica. La violencia física no escatima en ferocidad, ahí tenemos el asesinato que se perpetra al inicio de la cinta y que resulta en un punto de inflexión para la trama. Previa a esta violencia física aparece la violencia psicológica, una violencia que se hace asfixiante, con unos niveles de tensión casi insoportables hasta que se confunden con la violencia física. También nos encontramos con una violencia psicológica relacionada con el hecho de estar encerrado; lo que en la película se manifiesta de una forma muy original en la que parece que la cámara parece que esté mirando a través de un agujero en la pared, por lo que el director nos está limitando el campo visual a la vez que da una sensación de claustrofobia. Además, nos encontramos con una serie de escenas oníricas formadas por transparencias y fotogramas congelados con una velocidad de obturación lenta, resultando en escenas que dan una sensación de movimiento entrecortado; y que además retratan la mente del protagonista.

 El filme es también una reflexión sobre el poder en relación con la violencia; sobre la violencia que genera poder y sobre el poder que legitima la violencia. También es un cine crepuscular en relación al poder y una reflexión sobre como los entornos violentos te obligan a ser más violento por el mero hecho de sobrevivir. Un profeta, por tanto, es una película violenta, poética y reflexiva; sin duda, uno de los grandes títulos del cine europeo de este siglo. 


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