Tríptico Elemental de España de José Val del Omar (1953 - 1995)

08.09.2021

"...¡Bon Dios!

Este barro mortal que envolve o esprito

¡quén o entenderá, Señor...!"

Rosalía de Castro


Tríptico elemental, que no documental, sobre el barro, fuego y agua formado por: "Acariño galaico", empezada en 1961 y terminada por Javier Codesal en 1995, "Fuego en Castilla", entre 1958 y 1960, y "Aguaespejo granadino", entre 1953 y 1955. Poemas visuales realizados por el inventor, poeta y cinemista (mago y alquimista), José Val del Omar.

 Ciegas, !qué ciegas! Pero que ciegas son las criaturas que se apoyan en el suelo. Bailan sin saber por qué, y no encuentran más razones que las que caen de su peso. (De dos cuerpos vengo, a dos sangres voy, no soy.) Dios mío, pero qué ciegas son las criaturas si sus razones no alcanzan ni a la sombra de sus cuerpos.  

 Conocer la figura de José Val del Omar, es conocer una de las figuras más fascinantes de la cinematografía española. En las próximas líneas intentaré explicar, mediante este tríptico, el pensamiento y los diferentes elementos que han llevado a Val del Omar a ser considerado un auténtico innovador del séptimo arte; en la línea de Méliès, Buñuel, Abel Gance o Murnau.  

 José Val del Omar nació en Granada en 1904, fue coetáneo, por tanto, de la generación del 27. Además, nos encontramos con el florecimiento de las vanguardias históricas, que se extendieron desde 1919 hasta 1930; las cuales se encuentran entre la abstracción de Viking Eggeling y la edad del oro de Luís Buñuel. En 1921, cuando estas vanguardias se estaban empezando a desarrollar, José Val del Omar, viajó a París, donde se encontró con alguna de estas manifestaciones ignoradas en España; un encuentro que acabaría siendo una influencia fundamental en el desarrollo de su cine.

 Ya de vuelta en España, por influencia del pedagogo Manuel Bartolomé Cossío, participa en las Misiones Pedagógicas de la República entre 1932 y 1937; junto a figuras como Luis Cernuda, Federico García Lorca o María Zambrano. Este fue el proyecto de democratización cultural más importante de la 2ª República, para el cual realizó unos 40 documentales, la mayoría desaparecidos. Durante estos años podemos ver la preocupación de Val de Omar por las cuestiones relativas a la educación infantil, en parte movidas por un pensamiento libertario. Aunque si por algo es fascinante la figura de José Val del Omar, es por todas las innovaciones técnicas que ha dado a la Historia del cine. De todas sus innovaciones, me centraré en aquellas que tienen aplicación en este Tríptico Elemental de España, como son la visión táctil, la diafonía, el desbordamiento apanorámico de la imagen y el palpicolor.  

 Todas estas innovaciones están fundamentadas en su pensamiento íntimamente ligado a la mística del objeto cotidiano y de la propia mecánica del cine, lo que él llamó la mecamística. Para Val del Omar, el realismo propio del cine era el que fundamentaba la mística, precisamente por ser un medio capaz de registrar tanto las acciones más corrientes, como lo elemental de cada una de ellas. Por lo tanto, la mística del cine, sería el medio para acceder a la mística del objeto filmado; es, sobretodo, el planteamiento de una nueva percepción de la realidad. Por ejemplo, en relación al sonido, él defendía que el audio creaba una nueva percepción y una nueva memoria desplazada del sentido de la visión. Aquí nos encontramos con su diafonía, presente en "Fuego en Castilla" y en "Aguaespejo granadino", una técnica que, básicamente, consiste en hacer colisionar dos estímulos distintos, que junto a la visión táctil y el desbordamiento apanorámico, configuran una neopercepción audiovisual. 

La visión táctil consistía en emitir pulsos de luz con el objetivo de enfatizar la materia, la textura del objeto; por lo que estaría poniendo en una relación directa el sentido de la vista con el sentido del tacto. Esta técnica la vemos aplicada en Fuego en Castilla, rodado en el museo nacional de escultura de Valladolid; él mismo definió la pieza como "un ensayo sonámbulo de visión táctil en la noche de un mundo palpable". Los pulsos de luz también tienen el efecto de dotar de movimiento a un objeto inanimado; en este caso, la esculturas de Berruguete y Juan de Juni. También nos encontramos con el desbordamiento apanorámico de la imagen, que va más lejos que la polyvisión de Abel Gance y que produce un efecto envolvente en el espectador, adelantándose a lo que hoy conocemos como realidad virtual. También me resulta interesante como consigue que las imágenes dialoguen entre si y con la propia Historia del arte, como ocurre al filmar el pórtico de la gloria de la catedral de Santiago; estableciendo un diálogo entre el viejo y el nuevo mundo.

 José Val del Omar fue un auténtico visionario del cine. En estas líneas he intentado plasmar una obra tan visionaria como compleja, me he dejado aspectos fundamentales de su pensamiento, como la influencia que ejerció en él la filosofía oriental o el papel del público en toda esta teoría. Por mi parte, simplemente espero despertar vuestro interés en uno de los cineastas más importantes de la cinematografía española.


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