La Gran Belleza de Paolo Sorrentino (2013)

20.10.2021

 "Yo en cambio contestaba: el olor de las casas de los viejos."


 Largometraje escrito, junto a Umberto Contarello, y dirigido por el cineasta italiano Paolo Sorrentino. Está protagonizada Toni Servillo y a recibido tanto el reconocimiento de la crítica como del público. Disponible en Filmin.

Damas de la aristocracia, arribistas, hombres políticos, criminales de alto vuelo, periodistas, actores, nobles decadentes, prelados, artistas e intelectuales -auténticos o supuestos- tejen la trama de relaciones inconsistentes, todos envueltos en una Babilonia desesperada que se agita en los palacios antiguos, las inmensas villas, las terrazas más hermosas de la ciudad. Todos están allí. Y no tienen el mejor aspecto. Jep Gambardella, 65 años, escritor y periodista, indolente y decepcionado, la mirada perpetuamente empapada de gin tonic, asiste a este desfile de una humanidad hueca y descompuesta, poderosa y deprimente. Una atonía moral que da vértigo. Y en segundo plano, Roma, el verano. Espléndido e indiferente. Como una diva muerta.

Paolo Sorrentino nación en Nápoles en 1970. Su cine tiene cierto carácter autobiográfico, y es que, con tan solo 17 años sufrió la muerte de sus padres. Después de trabajar como guionista, dirige su primer largometraje en el año 2001, bajo el título de L'uomo in più (Un hombre de más), con Toni Servillo con quien trabajaría en varias ocasiones. Si citamos algunas de sus obras, nos encontraremos con obras como Il divo (2008), This Must Be the Place (Un lugar donde quedarse) (2011), o la serie The New Pope.

 Creo que una de las principales virtudes de La gran belleza es su complejo estilo narrativo; de algún modo, Sorrentino, está retratando la vida misma, con sus complejidades y sus abstracciones. Una vida que van de lo más mundano, a lo trascendental. Por su puesto, también cobra una especial importancia ciudad de Roma, con su historia, con la sociedad de la alta cuna y con la propia ciudad como monumento cultural. También es una película de contrastes, al principio de la película aparece la inscripción "Roma o morte" del monumento a Garibaldi, uno de los principales artífices de la unificación italiana; dicha escena introductoria con su mirada trascendental contrasta con la mundanidad de la escena siguiente, la música coral en la Fontana dell'Acqua Paola frente al grito estridente en una fiesta de la alta sociedad romana. La película también tiene un carácter decadente, de autoengaño y falsedad; y nos hace reflexionar sobre la belleza, el arte y el paso del tiempo.  

Tampoco hay que pasar por alto las semblanzas cinematográficas con el Federico Fellini de 8½ (1963) y, sobre todo, La dolce vita (1960), con la que forma un gran pareja. También hay que mencionar la cámara, la cual sobrevuela por las escenas en lo que, además, son un paseo por la Roma del templete de San Pietro in Montorio; da la impresión de que cuanto más cerca se encuentran estos monumentos, más trascendental se vuelve la película. En dichas escenas, la magnitud de la belleza se vuelve abrumadora, por lo que corremos el peligro de sufrir, al igual que el turista del inicio, el síndrome de Stendhal. Las palpitaciones y la desorientación ahogaran nuestras palabras, al igual que me está ocurriendo a mí.


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