El tercer hombre de Carol Reed (1949)

16.06.2021

"Es maravilloso como mantiene la tensión "


Película británica dirigida por Carol Reed y escrita por Graham Greene, el cual adaptó su propia novela al cine junto a Alexander Korda, uno de los productores. Fue producida por la London Films con un bajo presupuesto y cuenta con un elenco protagonista que incluye a Joseph Cotten, Alida Valli y Orson Welles. El tercer hombre se convirtió un éxito en su tiempo y hoy en día está considerada como una de las mejores películas británicas de todos los tiempos.

Viena 1949. La ciudad está bajo el control de las fuerzas militares de las cuatro potencias victoriosas de la guerra. Holly Martins (Joseph Cotten), un joven escritor americano sin un dólar en el bolsillo, viaja a Viena para llevar a cabo un trabajo que le ha ofrecido un antiguo y buen amigo suyo, Harry Lime. Cuando llega, descubre que Lime ha muerto en un extraño accidente de tráfico.

El día 13 de abril de 1945 el Ejército Rojo expulsa a las fuerzas nazis de la ciudad de Viena y la ciudad queda dividida bajo la administración de las potencias vencedoras; la URSS, EEUU, Reino Unido y Francia. Con el fin definitivo de la 2ª Guerra Mundial la Viena de Mozart, de Beethoven o de los Strauss es, en ese momento, un producto del triunfo de la guerra y del imperialismo nazi, frente a la cultura y la tolerancia; en definitiva, un producto de la destrucción.

 En el resto de Europa y del mundo la desolación de la guerra provocaría que los directores se interesasen en la realidad social, saliendo a la calle para captar todo aquello que veían. En el caso de El tercer hombre, Carol Reed también plasma esta realidad social pero también incorpora los miedos y las obsesiones más profundas de la sociedad, ocupándose tanto de la realidad objetiva como de la realidad subjetiva. Con referencias en Hitchcock, el expresionismo alemán y la tendencia realista de la época, El tercer hombre constituye un hito en la Historia del cine.

Quizás empecemos a ver esta película por el misterio que nos presenta la historia y la terminaremos por la potencia de las imágenes. Pero empecemos por todos aquellos elementos que configuran el misterio ligado al relato contado. Elementos como el caos social en el que estamos inmersos, donde la delincuencia es lo habitual, como las diferencias idiomáticas entre el protagonista, Holly Martins, estadounidense, con los habitantes germanoparlantes de la ciudad; una barrera para la comunicación que es también una barrera para el conocimiento, y cuanto menor es el conocimiento, mayor es el misterio. Pero sin duda el elemento que más ayuda a acrecentar el misterio de la película es la presencia del tercer hombre y del personaje de Harry Lime, o más bien, de la no presencia, puesto que estos personajes existen por medio de la palabra. Lo que nos lleva a preguntarnos qué ha pasado en ese accidente.

Pasando a un plano estético y como es concebida la historia, habría que detenerse en todas las influencias de la Historia del cine que encontramos en El tercer hombre. En primer lugar, hay que destacar el uso del plano aberrante que viene directamente del expresionismo alemán, empleado para representar la inestabilidad emocional del personaje y que se usaría mucho en el cine negro, aunque para mi el uso más original de este tipo de plano lo vemos en una escena aparentemente inocente en la que el personaje 'Baron' Kurtz pronuncia estas palabras: "Es maravilloso como mantiene la tensión", mientras, la cámara filma en plano aberrante y nos pone ante un ejemplo de metalenguaje. Otra influencia del expresionismo alemán lo vemos en el uso de la sombra, unas sombras que se alargan y que crecen hasta superar lo antrópico para proyectarse en la decadencia de la ciudad; una decadencia que también se cuela a través de la cítara que suena a lo largo de la película. También se presenta el enfrentamiento entre el sentimiento de los personajes y el realismo del contexto social, lo que se resolverá en uno de los finales más audaces de la Historia del cine; un final que lleva la impronta del neorrealismo italiano, desdramatizando la escena y acercándonos a la esencia de la vida misma. Por tanto, El tercer hombre toma el pasado cinematográfico y la subjetividad del individuo que le caracteriza para mirar al futuro, a la modernidad del medio, y a la objetividad social.


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