El Hombre con la Cámara de Dziga Vertov (1929)

10.11.2021

 "... un lenguaje cinematográfico absoluto y universal."


Película documental dirigida por el cineasta soviético Dziga Vértov, que junto a su esposa Yelizaveta Svilova en el montaje y Mikhail Kaufman como operador de cámara, realizan una obra fundamental para el cine en general y el soviético en particular.

El Hombre con la Cámara es un retrato de San Petersburgo compuesto por cientos de pinceladas fílmicas sobre la vida cotidiana en dicha ciudad. Podría decirse que se trata de un retrato puntillista en el que sólo la totalidad de los breves retazos permiten percibir San Petersburgo en su totalidad.

 Como ya hemos visto, la época de entreguerras fue una de las épocas de mayor agitación en todo el siglo XX, tanto en el aspecto socio-político con la aparición de los fascismos en Europa y la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, como en el aspecto cinematográfico, con todos aquellos movimientos que surgieron en diferentes partes del mundo. En esta ocasión nos centraremos en la URSS, no solo por la importancia que los cineastas soviéticos tienen para el propio medio en términos de semiótica cinematográfica, también por la importancia que tiene el cine para la causa revolucionaria, como dijo Lenin en 1922, "De todas las artes, el cine es para nosotros la más importante".  

Aunque en esta ocasión me centraré en la figura de Dziga Vértov, no quiero dejar de mencionar figuras esenciales para el cine soviético; como son Lev Kuleshov, Vsévolod Pudovkin, Aleksandr Dovzhenko y, por supuesto, Serguéi M. Eisenstein. Dziga Vértov, nacido como Denis Arkadevich Kaufman, al igual que sus coetáneos, también se dio cuenta de la importancia del montaje y formó junto a su hermano Mikhail Kaufman y su esposa Yelizaveta Svilova el Consejo de los Tres, conocidos como los kinoks. Más adelante, en 1923 publica su manifiesto cine-ojo, siendo esta una teoría sobre la constitución de una nueva objetividad al servicio del mensaje y "El Hombre con la Cámara" una puesta en práctica de dicha teoría, práctica muy habitual entre cineastas soviéticos, quienes solían poner en práctica sus propias teorías. Dziga Vértov es contrario al cine de ficción, lo califica como "el opio del pueblo", para él, el cine debe estar al servicio de la verdad, por lo que rechaza el guion, el drama, los decorados o los actores profesionales. Su figura ha tenido gran relevancia en el cine documental del siglo XX y en movimientos como el cinéma vérité. 

También es fundamental la influencia que el futurismo italiano ejerció en la cultura y cine soviético. El futurismo fue un movimiento literario y artístico de principios del siglo XX que surgió en Italia de la mano de Filippo Tommaso Marinetti. El movimiento rechazaba el pasado y las tradiciones, y exaltaban los valores de la máquina; velocidad, energía y fuerza. Cuando llegó a Rusia en 1910 fue recibida con gran aceptación por parte de los intelectuales rusos. En 1914 la vanguardia italiana y cine ruso se encontraron, sin embargo, aparecieron diferencias entre los intelectuales futuristas y la visión que Lenin tenía sobre el arte, muy alejada de la idea de libertad absoluta que defendían los futuristas. Entre 1923 y 1925 un grupo de intelectuales editaron en Moscú la revista Lef, en la que defendían una visión del futurismo adaptado a las necesidades de la revolución. En dicha revista manifestaban lo siguiente: «Es el momento de comenzar grandes cosas. (...) Futuristas! Vuestros méritos artísticos son grandes, pero no penséis en vivir de las rentas de la actividad anterior revolucionaria. (...) Constructivistas! Tened cuidado de no convertiros en una escuela estética. (...) La idea más grande morirá si no la expresamos hábilmente. Las formas más hábiles no serán nada, no suscitaran más que impaciencia e irritación si no las aplicamos a la expresión de lo cotidiano, de la cotidianidad revolucionaria». Uno de esos intelectuales fue, precisamente, Denis Arkadevich Kaufman, quien en su jueventud entró en contacto con los manifiestos futuristas, proclamándose como tal en 1915 y cambiando su nombre por el de Dziga Vértov, que en ucraniano significa, gira peonza. En su pensamiento vemos ese amor por la máquina pasado por el filtro de su ideología, concretamente, su amor por la cámara, de la que exaltaba su superioridad frente a la imperfección del ojo humano.  

Ahora veamos someramente en qué consiste la teoría del cine-ojo. El principio del cine-ojo es establecer una relación visual y auditiva entre los proletarios de todo el mundo mediante la acción de los hechos y no de las interpretaciones, es decir, la objetividad frente a la ficción. Para Vértov, la cámara tenía un papel central, debía estar al servicio del proletariado en su lucha contra sus dueños. Además, en su manifiesto señala la importancia de la cámara como herramienta para la verdad y defendía que el montaje podía ensamblar a un hombre "más perfecto que Adán". La teoría del cine-ojo es uno de los niveles de interpretación de "El Hombre con la Cámara", pero tal y como está planteada la película caben aquí otras cuestiones. En primer lugar, la película es un ejemplo evidente de cine dentro de cine. Para empezar porque empieza como una proyección del propio documental, poniendo de manifiesta la importancia que tiene el espectador en la propia configuración de la obra; también por las diferentes autorreferencias del propio oficio cinematográfica, vemos al hombre que se pasea con la cámara o la propia Yelizaveta Svilova montando la película que estamos viendo. La presencia de el hombre con la cámara rompe cualquier posibilidad de ficción y señala su interferencia en la captación de la realidad. En definitiva, es una película que junta la teoría de percepción, la representación, y la autoría (espectador-obra-cineasta).  


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